Son las 11 de la noche, ya es la hora de salir de trabajar, me dirijo al paradero espero por 15 minutos y por fin aparece la 41, que es la linea de transporte que me lleva a Mi Barrio. Después de 30 minutos de recorrido me bajo en la Av. Alfonso Ugarte con cruce con la Av. España y llego por fin a Mi Barrio.
Cruzo casi correindo las avenidas y llego al pequeño parque donde hay una pequeña estatua de Miguel Grau, donde las mascota de los vecinos la han convertido en su baño privado y los bagabundos en dormitorio. Sin parar y volteando a todos lados para que nadie me sorprenda cruzo el parque silenciosamente para no interrumpir el sueño de tres individuos que estan acorrujados en sus cartones y bolsas plásticas.
Paso por fin el parque y más allá me encuentro con el señor Jaimito, vigilante de la cuadra que toda la noche se lo pasa en vela soplando su silbato, lo veo y me siento más tranquia por más que este está ordenando a un hombre de aspecto maltrado a que se aleje de la zona. Lo saludo con cortesía y recibo lo mismo de él.
Llego a la puerta de mi casa reviso mi bolso y me doy con la sorpresa de que no tenía llaves, la cólera me invade y el miedo de quedarme en la calle también. Toca la puerta desesperada sin éxito a que me abran. No había nadie, resignada me quedo en la acera de mi casa mirando todo a mi alredeor y veo lo mucho que ha cambiado mi barrio. Recuerdo esas berredas donde pintabamos con tiza el tablero de Kiwi ( Juego de dos grupos que se tiraban una pelota) la pista de donde patinabamos sin temor a que nos roben y me invade un nosltagia al ver como mi barrio las calles que en una vez te dieron tanta alegría y confianza haya evolucionado a mal, deseando solo salir de esas berredas, pistas.
A lo lejos veo que se aproxima mi tío ya la tranquilidad me vuelve al alma. Entro a la casa y cierro la puerta.
Cruzo casi correindo las avenidas y llego al pequeño parque donde hay una pequeña estatua de Miguel Grau, donde las mascota de los vecinos la han convertido en su baño privado y los bagabundos en dormitorio. Sin parar y volteando a todos lados para que nadie me sorprenda cruzo el parque silenciosamente para no interrumpir el sueño de tres individuos que estan acorrujados en sus cartones y bolsas plásticas.
Paso por fin el parque y más allá me encuentro con el señor Jaimito, vigilante de la cuadra que toda la noche se lo pasa en vela soplando su silbato, lo veo y me siento más tranquia por más que este está ordenando a un hombre de aspecto maltrado a que se aleje de la zona. Lo saludo con cortesía y recibo lo mismo de él.
Llego a la puerta de mi casa reviso mi bolso y me doy con la sorpresa de que no tenía llaves, la cólera me invade y el miedo de quedarme en la calle también. Toca la puerta desesperada sin éxito a que me abran. No había nadie, resignada me quedo en la acera de mi casa mirando todo a mi alredeor y veo lo mucho que ha cambiado mi barrio. Recuerdo esas berredas donde pintabamos con tiza el tablero de Kiwi ( Juego de dos grupos que se tiraban una pelota) la pista de donde patinabamos sin temor a que nos roben y me invade un nosltagia al ver como mi barrio las calles que en una vez te dieron tanta alegría y confianza haya evolucionado a mal, deseando solo salir de esas berredas, pistas.
A lo lejos veo que se aproxima mi tío ya la tranquilidad me vuelve al alma. Entro a la casa y cierro la puerta.
1 comentario:
so nice
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